Aclamada, criticada, perseguida, censurada,
prohibida... La Blanca doble fue uno de esos acontecimientos teatrales que
no se olvidan fácilmente. El trío de cómicos que encabezaba su reparto, esto
es, Tomás Zorí, Manolo Codeso y Fernando Santos, llegó a saborear las mieles
del triunfo siempre que esta obra era representada.Es el propio Fernando Santos
quien años después escribiría al respecto:
"En el año 46 fuimos a
estrenar a Barcelona una zarzuela que había estrenado en Madrid el Maestro
Guerrero. Se titulaba Tiene razón Don Sebastián. Fue Guerrero a
dirigirla y allí nos prometió un estreno, “estreno para Madrid”. Pasaba el
tiempo y el maestro no respiraba y, en el mes de febrero de 1947, estando
trabajando en Cuenca, llegó Mariano Madrid con el libro de La Blanca doble
que estrenaríamos el próximo sábado de Gloria en La Latina de Madrid y con
música del maestro Guerrero.
A finales de febrero nos fuimos a Madrid, nos
dieron los papeles y ocho días para estudiar, antes de los ensayos. Yo me fui a
Salamanca y, al regresar a Madrid, me dicen que había escrito el maestro para
mí un número sensacional. Me lo tocó el propio Guerrero al piano. El número
consistía en una romanza que cantaba yo entre cortinas. Era muy bonito, pero a
mí me dio pánico y terror el dichoso número. Lo veía propio para un Bárcenas,
para un Gometes… en fin, para un actor ya consagrado y, sobre todo, con buena
voz. Se lo dije así a Mariano Madrid, pues no me atrevía a decírselo a
Guerrero. En dos días no se habló del número y, el tercero, llegó el Maestro y
sentándose al piano, me dijo ¡¡A
ver si este número le gusta a usted!! Lo oí y me arrepentí de haberle
puesto pegas a la romanza, pero ya no me atrevía a decir nada.
Empezaron ya los ensayos
generales y hasta los tramoyistas tarareaban la música de la obra. Todos los
números, menos el mío, pues ese era muy corto y, además nadie le dábamos
importancia. Llegó el estreno, recuerdo que fue el 5 de abril del 47. El primer
acto fue un alboroto y uno de los grandes éxitos de Guerrero. Empezó el 2º acto
y el primer número que era el mío, empezó el público casi a corear el
estribillo, era nada menos que el “¡Ay que tío!” Número que antes de un mes estaría en boca de
toda España. Pasado un tiempo le dije al Maestro: “pues si supiera usted, que a mí me gustaba menos aún que la romanza”.
A poco me mata, pero acabó muerto de risa dándome un abrazo[1].
[1] Vid. Fernando Santos López, hijo de Eusebio y Dolores,
manuscrito inédito del propio actor, pág. 4.
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