Por aquel entonces funcionaba en Salamanca el Cuadro Artístico del Frente
de Juventudes que había formado un cuadro artístico que dirigía Germán Herrero.
Fernando, armándose de valor se presentó para que le hicieran una prueba y lo
aceptaron incluyéndolo en la compañía.
A partir de ese momento empieza a ir por
los pueblos con los chavales del Frente de Juventudes representando distintas obras,
algunas veces también en la capital, disfrutando enormemente con lo que más le
gustaba, a la vez que lo compaginaba con su trabajo en la Caja de Ahorros.
Cuando no trabajaba, se iba al teatro a ver a los actores de la época como Tina
Gascó, Fernando Granada y otros muchos. Como anécdota decir que se las ingenió,
ya que como Botones de la Caja de Ahorros llevaba cambio a todos los
teatros, para conseguir un pase (sin
numerar) y se veía todas las funciones.
Desde entonces, siempre pensó que la
mejor escuela del actor es ver a otros actores, de unos se aprenden sus virtudes escénicas y, de
otros, a no caer en sus defectos.
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